Hace pocas semanas volví a releer LA VORÁGINE y aquella sensación de mis años de adolescencia cuando me leí la novela estaban allí: una novela inolvidable, perfecta en su estilo, grandiosa en su imaginación y portentosa poeticamente hablando.
Para los jóvenes que no la han leído: la recomiendo. Un maestro de la sencillez y del cómo se debe de escribir una novela.
Poeta y novelista de extraordinaria calidad. Nace en 1889 y murió en 1928. Colombiano de nacimiento, murió en New York. Rivera vivió una vida intensa, dramática, cálida en el trópico. Fue inspector de yacimientos petrolíferos y miembro de una Comisión delimitadora de fronteras entre Colombia y Venezuela. Enamorado de las llanuras y de las selvas, sintió una atracción terrible ente el suplicio dantesco que sufren los caucheros en los siringales. Domó potros y apartó toros bravos. Luchó contra las fieras y contra los indios y bandoleros.
Fantasía poderosa, lujo verbal, impresionante capacidad descriptiva reunió Rivera para escribir. Su única novela LA VORÁGINE -1924- le hizo famoso en todo el mundo. Para la gran mayoría de los críticos, es la novela más hermosa y patética que han producido las letras hispanoamericanas para aquella época.
"No conozco en la literatura contemporánea -Wild Ospina- una obra en que el horror animal palpite y se exprese con mayor fuerza que en esta novela del colombiano José Eustasio Rivera".
La Vorágine es el poema maravilloso de la selva, del caucho, de la bárbara fiereza del hombre y de la Naturaleza, de las aciagas influencias del miedo y de la angustia. "Es La Vorágine - escribe José María Salaverría - el triunfo del árbol, la apoteosis del bosque impenetrable, la exaltación de una Naturaleza inauditamente vigorosa que crea y mata con espantable inexorabilidad. Y ante esta Naturaleza sublime y monstruosa, el de la ciudad refinada, el poeta José Eustasio Rivera se siente arrebatado por una mezcla de terror y de entusiasmo y escribe, en efecto, el libro de las selvas vírgenes que en nuestra literatura de lengua española estaba por hacer". "Rivera narra y describe con poderosa fuerza de creación. Su realismo es de una extraordinaria capacidad evocadora... Pero, la maestría del novelista se reconoce en la creación de ese clima de fuerza telúrica, realidad y presencia de la selva... En aquel palpita y se estremece un terror biológico e impera una crueldad salvaje, incontrastable e inflexible como la dura ley del triunfo del más fuerte. La Vorágine, ha conquistado por propia e indiscutible gravitación un puesto de primera fila en la narrativa de habla hispana" (Ver el crítico Leguizamón).
Rivera es autor de un libro de sonetos, Tierra de promisión, en el que el poeta canta igualmente la selva profunda y grandiosa de su patria.
Fragmento de La Vorágine. (SEGUNDA PARTE).
"¡Oh selva, esposa del silencio, madre de la soledad y de la neblina! ¿Qué hado maligno me dejó prisionero en tu cárcel verde? Los pabellones de tus ramajes, como inmensa bóveda, siempre están sobre mi cabeza, entre mi aspiración y el cielo claro, que sólo entreveo cuando tus copas estremecidas mueven su oleaje, a la hora de tus crepúsculos angustiosos. ¿Dónde estará la estrella querida que de tarde pasea las lomas? ¿Aquellos celajes de oro y múrice con que se viste el ángel de los ponientes, por qué no tiemblan en tu dombo61? ¡Cuántas veces suspiró mi alma adivinando al través de tus laberintos el reflejo del astro que empurpuraba las lejanías, hacia el lado de mi país, donde hay llanuras inolvidables y cumbres de corona blanca, desde cuyos picachos me vi a la altura de las cordilleras! ¿Sobre qué sitio erguirá la luna su apacible faro de plata? ¡Tú me robaste el ensueño del horizonte y sólo tienes para mis ojos la monotonía de tu cenit, por donde pasa el plácido albor, que jamás alumbra las hojarascas de tus senos húmedos!
Tú eres la catedral de la pesadumbre, donde dioses desconocidos hablan a media voz, en el idioma de los murmullos, prometiendo longevidad a los árboles imponentes, contemporáneos del paraíso, que eran ya decanos cuando las primeras tribus aparecieron y esperan impasibles el hundimiento de los siglos venturos. Tus vegetales forman sobre la tierra la poderosa familia que no se traiciona nunca. El abrazo que no pueden darse tus ramazones lo llevan las enredaderas y los bejucos, y eres solidaria hasta en el dolor de la hoja que cae. Tus multísonas voces forman un solo eco al llorar por los troncos que se desploman, y en cada brecha los nuevos gérmenes apresuran sus gestaciones. Tú tienes la adustez de la fuerza cósmica y encarnas un misterio de la creación. No obstante, mi espíritu sólo se aviene con lo inestable, desde que soporta el peso de tu perpetuidad, y, más que a la encina de fornido gajo, aprendió a amar a la orquídea lánguida, porque es efímera como el hombre y marchitable como su ilusión.
Déjame huir, oh selva, de tus enfermizas penumbras formadas con el hálito de los seres que agonizaron en el abandono de tu majestad. ¡Tú misma pareces un cementerio enorme donde te pudres y resucitas! ¡Quiero volver a las regiones donde el secreto no aterra a nadie, donde es imposible la esclavitud, donde la vida no tiene obstáculos y se encumbra el espíritu en la luz libre! ¡Quiero el calor de los arenales, el espejeo de las canículas, la vibración de las pampas abiertas! ¡Déjame tornar a la tierra de donde vine, para desandar esa ruta de lágrimas y sangre que recorrí en nefando día, cuando tras la huella de una mujer me arrastré por montes y desiertos, en busca de la Venganza diosa implacable que sólo sonríe sobre las tumbas!"
Fuentes:
V. Arango Ferrer, Javier: La literatura de Colombia. Universidad de Buenos Aires, 1940.
Henríquez Ureña, Pedro: La novela en América. La Plata, 1927.
Torres Rioseco, A: La novela en la América hispana, Berkeley, 1939.
Leguizamón, Julio: Historia de la Literatura Hispanoamericana, Buenos Aires, 1945.
Gómez Restrepo, A: Historia de la Literatura Colombiana. Bogotá, 1938-1940, dos tomos.
Rec: J. Méndez Limbrick.
Roberto Bolaño, medio millón de razones (y más) de su actualidad
Confundido tristemente con un humorista mexicano por una presentadora de televisión, Roberto Bolaño vivió en un relativo desconocimiento hasta 1998, sin embargo, desde los quince años ya había decidido que su vocación era la literatura.
A veces me creía pésimo, a veces fracasado,
pero siempre un escritor
Hace 8 años -un 14 de julio de 2003- su muerte conmocionaba a buena parte del mundo que comenzaba a ver en él al mejor escritor latinoamericano de su generación. Pero no sólo Chile, México y España (sus patrias adoptivas) lloraron su partida, a su muerte se habían firmado más de 30 contratos de traducción en países como Italia, Francia, Holanda, Inglaterra e incluso, generó comentarios en periódicos de Estados Unidos, donde hasta ese minuto era un autor inédito.
Confundido tristemente con un humorista mexicano por una presentadora de televisión, Roberto Bolaño vivió en un relativo desconocimiento hasta 1998, sin embargo, desde los quince años ya había decidido que su vocación era la literatura. Fue precisamente a esa edad que partió de Chile rumbo a México, donde viviría parte de su infancia y gracias a ello, entregaría después detallados paisajes de la capital mexicana en su novela Los detectives salvajes, con la que ganaría el XVI Premio Herralde de Novela (1998) y el XI Premio Rómulo Gallegos.
En 1978 se estableció en España. Esta etapa de Bolaño, aún desconocido, fue de mucho esfuerzo y dificultades económicas. Finalmente en 1984 salió del anonimato al publicar su primera novela: “Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce”, escrita en colaboración con el catalán Antoni García Porta. Ese mismo año lanzó La senda de los elefantes, que fue galardonada con el Premio Félix Urabayen.
Desde 1993 no cesó de trabajar y su interés por la poesía se mezcló con su incursión en la narrativa, género literario que finalmente lo llevó al éxito. En 1993 publicó Los perros románticos, un libro recopilatorio de su poesía creada entre 1977 y 1990, y una novela, titulada La pista de hielo. Tres años después, presentó sus obras La literatura nazi en América y Estrella distante, y en 1997 publicó su primera compilación de cuentos, titulada Llamadas telefónicas.
El año 1998 fue el año del reconocimiento para Bolaño. Tras publicar la voluminosa novela Los detectives salvajes (y ganar los premios mencionados), continuó en 1999 con Amuleto. Ese año, además, visitó Chile tras veinticinco años de ausencia. A su regreso a España se dedicó a escribir una novela sobre el ambiente cultural chileno, la que publicó con el nombre de Nocturno de Chile (2000) a lo que el 2001 sumó el volumen de cuentos Putas Asesinas.
Su obra, en parte incluida en Memoria Chilena, llevó a que el año del bicentenario (2010) fuese el autor más descargado del año (y de la historia del portal), superando por si solo el medio millón de libros descargados (531.540 veces, en total), donde el que obtuvo la mayoría fue Putas Asesinas (343.171 veces descargado), Estrella distante (con 108.163 descargas) y Amuleto, que cerró la selección de honor, alcanzando las 80.206 descargas.
Te invitamos a saber más de su vida, historias, fragmentos, libros, artículos y futuro consultando el tema de Roberto Bolaño en Memoria Chilena, la Biblioteca Nacional Digital de Chile.
0 comments:
Post a Comment