Héctor Manjarrez, nacido en 1945 y originario del Distrito Federal, es autor de una docena de libros, entre los cuales destacan las novelas Pasaban en silencio nuestros dioses (1987), El otro amor de su vida (2000) y Rainey, el asesino (2002), e igualmente las recopilaciones de cuentos No todos los hombres son románticos (1983) y Ya casi no tengo rostro (1996).
Entre los premios que ha recibido se cuentan el Xavier Villaurrutia (1983) y el José Fuentes Mares (1998).
El autor ha residido en la antigua Yugoslavia, España, Turquía, Francia e Inglaterra. Tiene dos hijas.
Fuente: http://www.ucol.mx/boletines/noticia.php?id=7230
No todos los hombres son románticos…
FRAGMENTO 1
Nuestro amor de ahora no es aquella demencia, aquel deseo que no sabía cual era su objeto. De nuevo están separadas nuestras hermosuras. Tu abrazo no me toca en todo punto ni me hace brillar de inteligencia. "You’ve changed, your kisses now are so blase, that sparkle in your eyes is gone." No sé como se vuelve a amar al ser amado. No lo sé. De nuevo, soy sólo deseo; de encontrar el hilo plateado del caracol sobre la pared que levantamos con tontería y maldad. Otras mujeres me enloquecen; pero mi locuramás comprensible tiene tus rasgos y hasta tu olor. No dijimos bien las cosas. Amarse tanto y tan mal. Meter tanto odio en las junturas de los besos. Te he odiado con tal fuerza, he sentido tu desprecio como un desollamiento. Y yo, yo te sometí a la impecable mezquindad de la inteligencia, mientras tú me hacías padecer tu tiránica perfección. Yo te negué en los gestos más nimios, para demostrarte que era capaz de grandes posturas, grandes frases y grandes exigencias. El hombre es un gran sentimental que traduce las emociones en ideas y los hechos en normas. No quiero ni quise el mundo y su dominio. Pero quiero el lenguaje aún. El lenguaje que todo lo restringe, el lenguaje patriarcal, el lenguaje de los primogénitos y los herederos, el lenguaje absoluto, el lenguaje de los que hablan de amor, el lenguaje de la debilidad. ¿Cómo me puedo salvar de eso? ¿Como utilizarte, sin hacer uso de ti, para entender la plenitud del amor por lo que no se es, por otras costumbres, por el sexo opuesto, por otra manera de estar en el sometimiento a las reglas de la vida que amamos y la sociedad que nos repugna?
FRAGMENTO 2
¿como era que el terreno del amor había quedado en manos de los hombres? Según él, Chaqueta Blanca no era una víctima del machismo, sino de los hombres de buena fe que necesitan tener la razón, hasta y sobre todo en la irracionalidad. Es fácil para un hombre ser romántico, pensó protagonista; nada más tiene que ser excesivo, tal como su madre lo fue con él, y sentimental sin perder su pasión por la racionalidad.
FRAGMENTO 3
Por amputaciones y mutilaciones
y conversaciones sucesivas,
siento que vamos llegando al meollo.
Hemos trepanado tanto,
querida mía, que solo queda el corazón
y unos cuantos tejidos.
Ya está desprotegido, mira
cómo late.
Podemos estrangularlo con sólo dos dedos
que aprieten la vena aorta.
¿por qué no utlizar un poco siquiera de esta ira
en ese crimen que ninguna justicia perseguirá?
Lo que más me transtorna
ya no es sólo perderte, mi amiga,
sino el no tener
entre quienes me aman
a quien darle un poco siquiera
de lo que con tantas ganas
te dí a ti.
Tú tienes uno a quien entregarle,
te preguntas,
algo de lo mejor de tu inteligenica y tu deseo.
No son celos lo que siento:
es (lo digo sin rencor
pero con furia)
simple envidia.
FRAGMENTO 4
En verdad os digo, conciudadanos y amantes: la vida es dura y cuando alguien nos deja es más dura aún porque el tiempo no alcanza, porque los ingresos tampoco, porque es más difícil ser padre o madre, porque la mitad de la casa está sucia, porque la soledad quiebra al más fuerte en un mal momento, porque te quedas sin testigo, porque pasa mucho tiempo antes de que puedas volver a enamorarte. Además, verdad, pusiste tanto de ti mismo que fue buena y malo y ahora es sólo un vacío que no llenan ni los orgasmos ni el alcohol ni los amigos ni el sufrimiento ni la violencia. Militante expulsado del partido, creyente excomulgado, desempleado súbito de las arduas tareas de la pareja, quisieras enamorarte de nuevo, enamorarte otra vez del mismo individuo con que rivalizaste, que te negó, al que negaste, que te deseó y dejó de desear, que te dio su historia y su tiempo, al que quisieras poder acariciar como a cualquier nuevo cuerpo bello. ¿Por qué hiciste las cosas tan mal?, ¿por qué siempre haces las mismas estupideces?, ¿por qué te rehusaste cuando debías dar más?, ¿por qué no supiste explicarte?, ¿por qué la rapacidad del entorno les quitó la ternura y la compasión?, ¿por qué querer hacer de la dicha una costumbre?
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