
Por Redacción
Literofilia hace acopio en su primer número de los mejores libros nacionales publicados en el 2012 y para ello (y durante varias semanas) consultamos a editores, críticos, escritores, académicos y libreros para que se refirieran a lo que está disponible en librerías. De esta manera, Literofilia se dio a la tarea de incorporar criterios de respetados estudiosos, escritores, reseñadores y entendidos como Amalia Chaverri, Albino Chacón, Alfonso Chase, Gustavo Sólorzano-Alfaro, entre otros, para definir criterios de selección, y los porqué de su escogencia.
Por otro lado, hicimos una votación en el grupo que posee la revista Literofilia en la red social Facebook para incluir, también, la opinión de los lectores con respecto de las obras publicadas ese año y tener, de este modo, una propuesta literaria más amplia para ustedes. De ese modo y tomando en cuenta las opiniones emitidas por los consultados llegamos a la conclusión que los libros acá citados, y en su orden de presentación, son los mejores, según Literofilia.com, del año 2012.
Del total de obras que circularon en el medio costarricense, se escogieron 5 títulos por género literario con el fin de brindar una mayor oportunidad de las mejores obras del 2012. Están también los recomendados por Redacción de Literofilia, que son libros que, o no gozaron de muchos votos, o no se mencionaron por lo reciente de su publicación. No obstante, en este espacio, tan suyo como nuestro, le otorgamos a estos libros no solo un voto de confianza, sino también un decidido apoyo, y una recomendación razonada.
Abarcamos 3 géneros literarios, a saber, cuento, novela y poesía. Los libros para cada uno de los géneros están en orden de mención , por la cantidad de criterios dados por los consultados. Acá, como decimos, ningún título está de gratis. ¡Sin más, les brindamos a nuestros literófilos la lista de lo que creemos son los mejores libros publicados durante el 2012, no sin antes agradecer su visita y desearles solo éxitos para el año que inicia!
Novela
1. Las Posesiones, Carlos Alvarado Quesada, Uruk Editores
Por Jorge Méndez- Limbrick para Literofilia
Carlos Alvarado, es quizá uno de los escritores jóvenes más prometedores de su generación. Siempre le he admirado su agudeza como narrador: una literatura inteligente, de fino humor, de técnicas narrativas impecables. Desde “La historia de Cornelius Brown”, con la que ganó el Joven Creación y en la que fui jurado siempre he apostado a su obra narrativa. En el 2012, Carlos Alvarado, publica “Las posesiones”. Una obra que se apoya en lo histórico pero, que tampoco pretende novelar la historia. Sino, que partiendo de hechos concretos, Alvarado va creando ese cosmos literario que llamamos novela. “Las posesiones” nos hace meditar en la condición humana, en las vejaciones humanas, el sentido de la vida y quizá lo más importante, en hechos atroces que no se deberán de repetir nunca más.
2. En la Oscurana, Rodrigo Soto, Ediciones Lanzallamas
Por Flora Ovares para Literofilia

3. Ojos de muertos, Guillermo Fernández, Uruk Editores
Por Emilia Fallas para Literofilia

La caracterización de los personajes es interesante también, pues ellos oscilan entre las dualidades humanas; por ejemplo, Pablo se mueve entre lo burdo —algunas veces— y lo sensible y reflexivo, otras: como representación de las confrontaciones existenciales que sacuden a la sociedad urbana moderna, y que, también, se presenta en los otros personajes.
4. Rafael Ángel Herra, D. Juan de los manjares, Alfaguara
Por Gustavo A. Chaves (Áncora, La Nación)
(…) “D. Juan de los manjares”, contiene un cierto “realismo” que de entrada la distingue de todo el trabajo previo de Herra: un macho seductor, de profesión publicista, se ve inesperadamente envuelto en los asesinatos de varias mujeres, cometidos todos con un cuchillo de cocina. El lector tendrá tiempo de sobra para descubrir que, junto con los bares josefinos y la cama de nuestro héroe, la cocina es el espacio central de esta historia de placeres y violencia. (…) Aquí, una vez más, Herra nos deja un guiño característico y abre la posibilidad de que seamos nosotros, voyeurs envidiosos y prestos a gozar del mal ajeno, quienes aportemos el golpe final a esta novela que –más por obsesión que por autoplagio– bien podría volver a llamarse Viaje al reino de los deseos.
5. Avancari, Santiago Porras, Editorial de la Universidad Estatal a Distancia, EUNED
Por Franklin Perry para Literofilia

La obra se monta sobre una sección oscura, desconocida, lamentable de nuestra historia, para revelar acontecimientos, que por verosímiles y vergonzosos muchos ticos no queremos oír. Baja a algunas de las figuras históricas sagradas, descollantes, de sus anaqueles y pedestales exclusivos, para desmitificarlas y así exponerlas al escrutinio público.
Cuento
1. Teoría del caos, Alexánder Obando, Ediciones Lanzallamas
Por Jorge Méndez-Limbrick para Literofilia
“Más que escritor puente”. Meses atrás, el colega y escritorGermán Hernández calificaba la narrativa de Obando como el enlace entre las viejas y nuevas generaciones de narradores costarricenses con la publicación de “El más violento paraíso”. En efecto; Alexánder Obando, rompe con los moldes clásicos de la narrativa nacional con su obra en prosa, una narrativa experimental y audaz. Con “Teoría del Caos”, Obando, no admite concesiones y se propone apostar por una obra cuentística en la que se suma la erudición, una técnica narrativa novedosa. “Teoría del Caos”, es una obra: orgiástica, de excesos narrativos, exceso de onirismo, en donde el equilibrio narrativo jamás lo encontrará.
2. Fragmentos de la tierra prometida, Fernando Contreras, Ediciones Legado
Por Sergio Arroyo para Literofilia

La obra parte del mito bíblico de la Tierra prometida y lo desplaza a la realidad de América Latina, su relación con la naturaleza y, sobre todo, con el primer mundo. Para conseguir esto, se vale de todas las armas de que dispone un autor experimentado: sabiduría popular, lenguaje coloquial, la erudición (intertextos literarios, filosóficos, teológicos) y la cultura popular (cine, televisión). Dando esto como resultado una obra comprometida socialmente y, a la vez, una obra prácticamente inclasificable por su forma. Según el autor, se trata de una colección de microrrelatos, pero una lectura cuidadosa deja claro que el breve libro puede ser leído, sí, como una colección de microrrelatos, pero también como una novela corta fragmentada, debido a los ejes comunes que atraviesan cada fragmento.
No se trata de un texto para lectura veloz. Exige numerosas relecturas. El propio autor, en las primeras páginas, define el microrrelato como una semilla. Aprovechando su propia analogía, los fragmentos que integran este libro se pueden entender como pequeñas plantas sembradas en el huerto, en las cuales con cada nueva lectura se notan brotes nuevos que se pasaron por alto al inicio.
3. De presagio y señales, Relatos de pasado azteca, Rima de Vallbona, Editorial Costa Rica
Por Benedicto Víquez para Literofilia

Los relatos intercalan el pensamiento mítico, el religioso y el histórico en una mezcla de vivencias que dan vida y evocan ese pasado tan lleno de encuentros, frustraciones y dolores que resumen y visualizan un mural caleidoscopio que pasa por los ojos del lector asombrándolo y provocándole admiración por ese retablo maravilloso de nuestro pasado hispanoamericano.
Rima tiene una larga tradición como novelista y no menos como cuentista. Y es sobre todo en estas narraciones cortas donde se destaca por su estilo depurado, portador de imágenes animadas y llenas de significados que dan al cuento una polifonía exquisita, casi sonora y provocan en el lector un impacto sensorial que le retrotraen a ese mundo de vivencias que muestra en cada relato. De tal manera lo histórico y apenas conocido para el lector, así como lo mítico, propio de la tradición de presagios y señales, se convierten en una vivencia llena de imaginación regida por un verosímil que lo atrapa y le convierte en un partícipe más del imaginario narrado en los relatos. Es así como en este cuentario, el lector revive y se hace cómplice de los hechos que más que narrados, son representados, como si se tratara de escenas del pasado colonial azteca.
4.La piel no miente, Carla Pravisani, Uruk Editores
Por Óscar Castillo (Uruk Editores) para Literofilia
”La piel no miente” es el título del último de diez cuentos incluídos en el libro homónimo publicado recientemente porCarla Pravisani en la colección Sulayom, de narrativa, de Uruk Editores. Este, su segundo libro de cuentos, muestra nuevamente la capacidad de Carla, argentina residente en Costa Rica, para crear caracteres literarios de gran riqueza psicológica y verosimilitud, descritos con un lenguaje fluido y armónico, propio de una escritora muy madura.
Algunos de los temas, lugares y personajes escogidos por Pravisani la descubren como suramericana y las tramas, como persona de gran sensibilidad ante el drama humano y social de los personajes, ficticios en la obra pero reales de donde los toma.
“La piel no miente” es una obra de gran calidad y belleza literaria, que no solo debe disfrutar todo buen lector sino que presagia a una escritora de muy alto nivel en nuestro medio.
5. Memorias de un mundo que soñé, Pedro Núñez, Editorial Club de Libros
Nota de contraportada para Literofilia

Poesía
1. Trasatlántico, David Cruz, Editorial Costa Rica
Por Carlos Cortés, escritor y periodista, para Literofilia

Cruz construye con maestría y exactitud una cartografía de la memoria sobre la historia de América, la pervivencia de los mitos ancestrales y el significado del viaje en la cultura occidental como metáfora de la vida, del descubrimiento, de la palabra, de la civilización y de la decadencia humanas.
Si bien este no es un tema totalmente nuevo en la poesía costarricense –que tiene como antecedentes Quetzalcóatl y Rapsodia de América de José Basileo Acuña, Valle de México de Alfredo Cardona Peña y, en especial, el cuarteto Infinita memoria de América de Laureano Albán-, el tratamiento de Cruz rehúye el canto épico atemporal o la reconstrucción historiográfica para construir un universo personal corroído por la angustia y la descomposición. Una bitácora de la desolación más lúcida.
En el poema “El naufragio de Diego de Almagro”, nos aclara: “Todo punto de vista / es un acercamiento / a la derrota.” El texto concluye con una ráfaga de versos heridos: “Todo / está perdido. // Cada palabra que escribimos / se está borrando / para siempre.” En efecto, todo está perdido. La visión es desencantada y a la vez ferozmente contemporánea: “Un hombre / es un árbol / que se ha liberado / de las raíces (“Un hombre…”, II Parte, Popa).
En el poema “El naufragio de Diego de Almagro”, nos aclara: “Todo punto de vista / es un acercamiento / a la derrota.” El texto concluye con una ráfaga de versos heridos: “Todo / está perdido. // Cada palabra que escribimos / se está borrando / para siempre.” En efecto, todo está perdido. La visión es desencantada y a la vez ferozmente contemporánea: “Un hombre / es un árbol / que se ha liberado / de las raíces (“Un hombre…”, II Parte, Popa).
El autor descree del poema extenso –típico de la visión totalizadora que dominó la poesía latinoamericana antes de Parra, Gelman y Pacheco-, pierde la fe en la palabra y su fluir de conciencia se descompone en algunos de los epigramas más conspicuos y precisos de la joven poesía centroamericana. Ante la vieja e inconclusa búsqueda del Nuevo Mundo como algo propio (¿qué somos?, ¿qué fuimos?, ¿qué seremos?), Cruz contesta que “La historia es una casa sin ventanas / donde insisten en forcejear la puerta” (“Advertencia”, IV Parte, Babor), “…en estas tierras extrañas / donde el infinito resplandor / es un lenguaje que no entiende / la metafísica de soñar / con los párpados abiertos” (“Metáfora del prior a sus hermanos”, III Parte, Estribor).
Aparte de algunos de los poemas más conocidos de “Trasatlántico” (“Nigromancia”, por ejemplo: “¿Sabrán los Sioux que los soldados / harán con los pieles de sus hijos las tiendas / el próximo invierno?”), esta perspectiva se resume muy bien en “Simetría de las olas”: “La costa es una enfermedad / que alumbra la noche”. El poeta, “hijo del trópico”, al fin y al cabo, da testimonio de la imposibilidad de la epopeya en el siglo XXI y no tiene más remedio que hacerlo haciéndose memoria y disolviéndose en ella. La memoria es materia soluble al ácido del tiempo.
Su trazo sobre el olvido es un mapa, un itinerario, una expedición perdida de antemano –como todo acto poético-, una brújula imposible –sin dirección-, una ancla hundida en la mente –sin fondo, sin rastro-, un GPS hacia la otra orilla en la que se pierde y se encuentra la mejor literatura costarricense actual.
Su trazo sobre el olvido es un mapa, un itinerario, una expedición perdida de antemano –como todo acto poético-, una brújula imposible –sin dirección-, una ancla hundida en la mente –sin fondo, sin rastro-, un GPS hacia la otra orilla en la que se pierde y se encuentra la mejor literatura costarricense actual.
2. Patio Trasero, César Maurel, Editorial Germinal
Por Laura Casasa para Literofilia

3. Cuadernos de salónica, Mauricio Molina, Ediciones Espiral
Por Carlos Cortés, escritor y periodista, para Literofilia

4. Arbusto, Eugenio Redondo, Editorial Arboleda
Por Gustavo Solórzano-Alfaro para Literofilia

5. Duelos desiguales, Paúl Benavides, Editorial de la Universidad Estatal a distancia, EUNED
Por Guillermo Fernández para Literofilia

Puedo nombrar excelentes poemas en este libro que apuntan hacia temas relevantes, que siempre he querido ver tratados por un poeta de este país. Paúl le da nueva vida a la poesía como una forma de alumbrar el mundo en el que vivimos, más allá de malditismos o florilegios vacuos. El poeta de “Duelos desiguales” es capaz de interpretar una subjetividad en medio de una objetividad, sin que haya desbalance.
Los libros de redacción:
En Redacción, los administradores de literofilia.com también quisimos proponer títulos que, por no contar con las menciones suficientes para estar en la lista principal, o no se citaron por ser de muy reciente publicación, decidimos que por su valor, importancia y calidad no podíamos dejar de citarlos.
Pasión escultórica de Néstor Zeledón, María E. Guardia Yglesias, Universidad de Costa Rica
Por Walter Antillón para Literofilia

El libro, con casi trescientas páginas entre imágenes y texto, es todo un alarde editorial y un regalo para la mirada del lector, al constituir una reproducción impecable de más de seiscientas obras entre esculturas, pinturas, grabados y dibujos de Néstor; que se inicia con una biografía contextualizada del artista y se concluye con un catálogo razonado de prácticamente toda su producción.
Estamos ciertamente ante una joya editorial que pone a nuestro alcance la posibilidad de comprender y gozar un tesoro aún mayor: la imponente creación artística de Nestor Zeledón Guzmán, fruto de una vida de inspiración y arduo trabajo que ya dura ochenta años. Conocí a ese joven y vigoroso octogenario en los años cincuentas del siglo pasado, cuando era un estudiante de Bellas Artes destacado desde el principio en el campo de la escultura; y he seguido con admiración y respeto su brillante y esforzada trayectoria, en la que se destaca como una constante su preocupación por la justicia social y por las luchas reivindicativas de nuestros pueblos. Estamos ciertamente ante el ejemplo de una fuerza creadora de espléndida belleza, al servicio de los más altos ideales de justicia y humanismo.
Soy el Enano de la mano larga-larga, Editorial Arlekín
Por Camilo Retana para Literofilia

El texto tiene la cualidad de armar una arquitectura compleja y repleta de recovecos: callejones sin salida, largos caminos en cuyos finales nos esperan exasperantes retruécanos lingüísticos, historias sin moraleja, chistes negros, imágenes cuidadosamente trabajadas pero que no nos llevan a ninguna parte. Esta estructura, o mejor dicho, esta tupida topografía por la que el Enano nos hace transitar, crea un espesor que desafía al lector. Uno trama estrategias, sin quererlo, para salir ileso de su lectura, pero la novela urde a su vez sus propias trampas, creando una especie de magma hecho de palabras, imposible de vencer. Si el autor de esta novela confiesa ver en la escritura un tipo de droga, hay que decir otro tanto a propósito del tipo de lectura que la misma propone: leer esta novela requiere del mismo tipo de arrojo necesario para consumir toda substancia extraña y peligrosa. La buena noticia es que, como buen narcótico, este también tiene sus efectos: agitación, euforia y avidez por la próxima dosis. Lo único malo de publicar esta novela es no saber cuándo vendrá la que le sigue.
Pero los logros de Jorge Jiménez no solo se dan a nivel de tratamiento de la imagen y estructura, sino también a nivel filosófico: el autor echa mano de una serie de recursos propios de las vanguardias artísticas de la modernidad, exponiendo, al mismo tiempo, una apretada síntesis de las mismas y, por lo tanto, insuflándoles vigencia.
Por tanto, creo posible decir que la Editorial Arlekín abre su colección de novela con una obra de altos decibeles. Porque no obstante el carácter por momentos demasiado compacto de sus páginas (o quizá también en virtud de dicho carácter), estamos en frente de una novela que no nos priva de una nerviosa belleza, como cuando nos dice que si “la muerte es nada [entonces] el terror es su transcurso”, o que “cuando ella ríe, su sonrisa redime esa parte mía que viene de un lado espeso”. En síntesis, la literatura nacional gana con la publicación de Soy el enano de la mano larga-larga; una novela inusual, es decir: oscura, fría y potente.
Bailando con Odea, Ilyá Kaminsky, traducción G.A. Chaves
Por Gustavo Solórzano-Alfaro para Literofilia
Iliá Kamínsky es un poeta absolutamente original, reconocido por la crítica de forma unánime y entusiasta. Inscrito en la tradición de inmigrantes rusos a EE. UU., como Brodsky, sus poemas conjugan la magia y el asombro con la detallada observación del mundo cotidiano. Por ello, la oportunidad que tiene ahora el lector hispanoamericano de conocer su obra es de suma importancia, y que sea gracias a un traductor costarricense no es un acontecimiento menor. G. A. Chaves ha retomado una tradición rica en las letras castellanas, que tuvo grandes exponentes en Costa Rica (José Basileo Acuña o Joaquín Gutiérrez), pero que ha sido descuidada recientemente.
La traducción de “Bailando en Odesa” nos enfrenta con una obra que va en camino de convertirse en clásica. El trabajo de Chaves es enorme, igual que lo fue su traducción de Robinson Jeffers (Fin del continente. Antología mínima), y esta labor debe ser reconocida, porque ha vuelto a poner en primer plano la importancia de la traducción gracias a esta fabulosa “historia personal en clave de sueño” -como afirma él mismo en el prólogo.
Albino Chacón, Impresiones chinas, Uruk Editores
Por Margarita Rojas González para Literofilia

Pocos viajeros ha habido en Costa Rica que hayan relatado sus andanzas, ticos que viajen a países desconocidos y las escriban. Hubo, sí, durante la época modernista, un gran viajeros en Centroamérica, Enrique Gómez Carrillo, amigo de Rubén Darío, quien también contó sus recorridos, en brillantes crónicas que cambiaron el género.
Este año nos topamos con “Impresiones chinas”, un breve libro que ondula entre la crónica y el ensayo. Del investigador Albino Chacón, que ha sido coautor de varios estudios, por ejemplo, uno sobre el folclore literario caribeño; varios estudios sobre la literatura centroamericana –incluido un diccionario de autores, elaborado junto con Marjorie Gamboa-; un trabajo sobre los cuentos de Quince Duncan.
Entretenido, “Impresiones chinas” está escrito pensando en un lector común y corriente, sin complicaciones, ordenado y con buenos finales, redondeados. Todo gira alrededor de distintos temas de la actualidad de China, lo cual cae muy al pelo dentro del interés contemporáneo por este gigantesco e histórico país: problemas escogidos alrededor de una variedad de temas: economía, literatura, política, contradicciones de la sociedad, costumbres “exóticas” como varios platos.
De nuestra generación -de la cual muchos estudiamos y viajamos a distintos países, especialmente a Europa-, Albino Chacón escogió originalmente el país que eligió conocer. Gracias a su tenacidad podemos contar ahora con una visión “tica” acerca de esa grande y enigmática nación.
La nueva historia monetaria de Costa Rica, Ronny Viales, Editorial Universidad de Costa Rica, EUCR
Por David Díaz-Arias para Literofilia

El libro está integrado por cuatro capítulos, escritos cada uno por un especialista. El capítulo 1, titulado “Historia monetaria de Costa Rica en el periodo colonial (1502-1821)” fue realizado por Manuel Chacón Hidalgo y aborda un periodo poco explorado en términos de lo monetario para el caso de nuestro país. El segundo capítulo fue redactado porRonny Viales Hurtado y lo tituló: “La historia monetaria de Costa Rica en el periodo posterior a la independencia. Del caos monetario a los orígenes del patrón oro (1821-1896)”. Se trata de un ensayo fino de un consolidado historiador para un periodo sumamente importante y que él explora haciendo una historia socioeconómica del problema monetario de la república recién fundada. El capítulo 3 fue realizado por el sociólogo Emmanuel Barrantes Zamora y se llama: “El ‘patrón oro’ y el ‘bimetalismo’ en Costa Rica (1896-1920): sus contradicciones”. Barrantes deja claro el proceso de reforma monetaria de finales del siglo XIX y luego se interna en problemas monetarios de las dos primeras décadas del siglo XX. Finalmente, el libro lo cierra la historiadora Gertrud Peters Solórzano con un texto titulado: “Historia monetaria de Costa Rica. El abandono definitivo del patrón oro, la eliminación de la pluralidad de emisión y la adopción del sistema de respaldo por divisas clave (1921-1936” y profundiza en las transformaciones de la moneda en Costa Rica en un periodo en medio de las dos guerras mundiales.
En general, este libro es una importante contribución a la historiografía costarricense. En primera instancia, es un trabajo original que viene a discutir una temática dejada de lado por mucho tiempo por la historiografía profesional del país. En segundo lugar, su contribución en términos de análisis de las fuentes es ejemplar tanto en términos de los periodos explorados al advertir las ventajas y dificultades de los rastros con los que cuentan, como en términos de la riqueza de la heterogeneidad de fuentes utilizadas. En tercer lugar, el libro realiza no una historia focalizada en un elemento económico, sino que lo monetario se inspecciona siempre desde una perspectiva de estudio socio-histórica. De ahí que el libro puede ser leído sin problemas por no especialistas en la historia de Costa Rica e incluso es un texto deseable de ser utilizado con estudiantes de cursos no solo pertenecientes a la historia, ya que dice mucho sobre una parte de las políticas públicas (en este caso económicas) y las problemáticas en sus aplicaciones, así como la definición de instituciones económicas tanto privadas como públicas. En cuarto lugar, es un libro que se intercepta con la historiografía monetaria internacional y logra discutir de plano con otros trabajos similares realizados en Occidente. En quinto lugar, el libro pone a dialogar a tres historiadores y un sociólogo que han explorado periodos muy diferentes, pero que intentan asumir como suyas problemáticas comunes que dejen en evidencia las necesidades y posibilidades de comunicación en la disciplina histórica. Finalmente, es un texto que dejó dialogar a investigadores de la Universidad de Costa Rica, del Museo Nacional y de la Universidad Nacional, permitiendo reforzar esos lazos fundamentales de tres instituciones interesadas por el análisis del pasado costarricense. Ese tipo de prácticas de generación del conocimiento desde proyectos interinstitucionales son fundamentales para el desarrollo de la historiografía costarricense y centroamericana y por ello deberían promoverse todavía más en el futuro.
Por lo dicho, es un trabajo que merece ser leído y releído por especialistas y por interesados en la historia del país. No se defraudarán y, estoy seguro, quedarán interesados en profundizar todavía más en el conocimiento del pasado costarricense. Es un libro importante también para estudiantes que se forman en la Historia y que pueden advertir en él veredas futuras para la investigación.
Más allá del Alarido (Siete cuentos para quitar el hipo), Héctor Gamboa, Editorial La Jirafa y yo
Por Erika Henchoz de Literofilia
Tarjetas de presentación hay cientos como en botica, y si hablamos de Héctor Gamboa Goldenberg es casi seguro que quien intervenga, nos obligaría a increpar o preguntar, ¿a cuál de todos los Héctores se refiere? ¿Al autor e ilustrador?, ¿al artista o fotógrafo?, ¿al pintor o comunicador?, o ¿el diseñador gráfico?
Esta vez, atraemos hasta su entorno, la miel que Héctor produjo como autor e ilustrador de su más reciente libro“Más allá del alarido”. Cuentos de terror y re-leyendas tan costarricenses como el jarro de café, publicado por La Jirafa y Yo, cuyo molde u horma editorial tiene entre sus páginas lo más auténtico de nuestra sociedad.
“Más allá del alarido” trae como entrada o aperitivo esto que dice así: …a la luz de una canfinera el único cuento posible es el de espanto. Son entonces como advierte el libro esos cuentos que nuestras abuelas desempolvaban en las noches de apagón, aquel delicioso terror que nos causaba las narraciones de espantos y ‘aparecidos’. “Aquellas que permitieron a tantas generaciones de niños, en tiempos más ingenuos y menos cínicos, escudriñar sin peligro en las dificultades de la vida y preguntar a los adultos sobre el sentido de su mundo sin despertar sospechas”.
Adentrémonos, pues, con este medio herediano y medio guanacasteco llamado y reconocido Héctor Gamboa, a escarbar bajo la tierra caliente esas voces de antaño que por las noches despedimos, cuando apenas despiertan.
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